“Ellos murieron por tus chicken nuggets”: El costo humano de nuestro suministro de alimentos

En la entrada del edificio de Tyson de Storm Lake donde también hubieron muertes de trabajadores esenciales, hay una pancarta que traducida al español dice: Gracias a nuestra comunidad de trabajadores esenciales. Todos estamos juntos en esto! Foto cortesía Storm Lake Times

Liz Lenz
Periodista Independiente

El 30 de diciembre del 2021, el Tribunal del Octavo Circuito dictaminó que Tyson no estaba actuando según las pautas federales cuando reabrió sus plantas de procesamiento de alimentos en abril del 2020.

El fallo es parte de una demanda por homicidio culposo contra Tyson por parte de las familias de los empleados de la planta de Tyson en Waterloo, Iowa, quienes murieron injustamente en la primavera del 2020.

Actualmente hay muchas quejas contra Tyson Foods. Recientemente, Hy-Vee presentó una demanda alegando que Tyson ha fijado precios ilegalmente, que es una de las muchas quejas de fijación de precios contra la empresa. En 2021, Food Chain Workers Alliance presentó una queja administrativa de derechos civiles contra Tyson, alegando que Tyson discriminó a las minorías raciales a través de sus políticas laborales de COVID. Y en diciembre de 2020, siete ejecutivos de Tyson fueron despedidos por participar en una red de apuestas que hacían sobre qué trabajadores contraerían COVID primero.

Para todo esto, hay que recordar que el 13 de marzo de 2020, el entonces presidente Donald Trump declaró que COVID-19 era una emergencia nacional. Mientras los estadounidenses entraban en pánico, compraban papel higiénico y la escases de artículos de limpieza los estresaba, tanto el presidente como el entonces vicepresidente Mike Pence le aseguraron al público que los estantes de las tiendas de comestibles permanecerían abastecidos.

Y mientras que la mayoría de las personas en todo los Estados Unidos trabajaban desde sus casas o entraban a las filas del desempleo, los empleados de las plantas de procesamiento de carne y alimentos continuaron trabajando. El trabajo en la industria de procesamiento de alimentos ya es bastante difícil. Los trabajadores se paran uno al lado del otro, cortando rápidamente la carne a temperaturas bajo cero, con las manos mojadas con sangre y carne, tratando de mantenerse a la capacidad de las extenuantes velocidades de las líneas. Kristy Nabhan-Warren en su libro Meat Packing America, describe su visita y su observación del trabajo en la planta de Tyson de Columbus Junction, y señala: “Todo lo que nos rodeaba era aserrar, cortar, pelar y destripar. La misma luz y el mismo sonido. Todo el proceso tenía que moverse rápidamente para que las bacterias no tuvieran oportunidad de entrar en la carne.” Nabhan-Warren dice que un ejecutivo de Tyson le dijo que la planta procesa 10,000 cerdos por día.

“Y ni siquiera eran las cosas básicas como la carne de hamburguesa de que la gente se estaba perdiendo en las tiendas de comestibles, eran los nuggets de pollo con figura de dinosaurio. La gente se muere por sus nuggets de pollo de dinosaurio.” — Alejandro Murguía-Ortiz

En marzo del 2020, ni siquiera los hospitales tenían suficiente equipo de protección personal. A los estadounidenses se les decía que no compraran máscaras. Los trabajadores de las plantas empacadoras de carne no tenían protección contra el ataque del nuevo virus.

En marzo y abril del 2020, la planta de Tyson en Waterloo fue el sitio de un gran brote de COVID-19. Y no fue solo porque la empresa no estaba preparada para el virus. Tyson luchó para prevenir la divulgación de información sobre los datos de las pruebas al departamento de salud local, fue acusado de mentir a los intérpretes sobre la amenaza de la enfermedad y supuestamente ofreció incentivos para que los trabajadores enfermos se mantuvieran en el trabajo. Y en abril de 2020, la Administración Trump aprobó exenciones de velocidad de línea que permitieron a Tyson acelerar la producción. El resultado fue la pérdida de vidas humanas.

Un estudio publicado en diciembre de 2020 relacionó el 8 por ciento de las muertes por COVID en Estados Unidos con las plantas empacadoras de carne.

Tyson no respondió mis preguntas específicas sobre la seguridad de los trabajadores durante la oleada de Ómicron o las acusaciones de este artículo. Pero el portavoz de Tyson, Gary Mickelson, ha negado previamente de que Tyson fue el sitio de los brotes, diciendo de que las pruebas arrojan resultados más positivos, lo que fue una excusa popular en 2020, utilizada por gobernadores, políticos y ejecutivos que querían restarle importancia a la propagación de la enfermedad.

Alejandro Murguía-Ortiz no puede olvidar. Sus padres son trabajadores de una planta empacadora de carne en Sioux City. Su padre, Martin, trabajaba en Tyson, pero desde entonces ha sufrido una discapacidad a largo plazo. Y su madre, Michela, trabajaba en Smithfield. En 2020, Smithfield enfrentó varias violaciones de OSHA y llegó a un acuerdo con el gobierno de EE. UU. y cambió los procedimientos de salud. Murguía-Ortiz me dijo en una entrevista que recuerda la frustración y el miedo de esos primeros días. Muchos trabajadores de las plantas de procesamiento de alimentos son inmigrantes, y las leyes de Iowa de hablar solo inglés dificultaron la comunicación de la gravedad de la enfermedad. Como los miembros de su familia contrajeron COVID, Murguía-Ortiz tuvo que ausentarse de su trabajo y ayudar a cuidar a su familia.

Según Food Environment and Reporting Network (FERN), las plantas de Tyson fueron el sitio de los mayores brotes de COVID en la cadena de suministro de alimentos. Y esos son solo los casos que se reportaron. FERN dejó de rastrear casos el 8 de septiembre de 2021, mucho antes del aumento de Ómicron. Pero en la primavera de 2020, un tercio de los trabajadores de la planta de Tyson en Waterloo dieron positivo por COVID. Esas cifras, según el Atlantic, eran un 50 por ciento más que en la ciudad de Nueva York, que se consideraba el epicentro de la enfermedad.

El color azul representa las granjas, el color mostaza representa las plantas procesadoras de alimentos y el color rosa representa las compañías empacadoras de carne.

Imagen a través de FERN, que dejó de rastrear datos el 8 de septiembre de 2021.

Fue un momento difícil, que cambió la forma en que Murguía-Ortiz ve el poder y el papel del gobierno en su comunidad. Estaba frustrado con las historias sobre la matanza de cerdos debido al cierre de plantas, lo que parecía borrar las historias sobre la muerte de los trabajadores.

“Y ni siquiera eran las hamburguesas o las cosas básicas de que la gente se estaba perdiendo en las tiendas de comestibles,” me dijo Murguía-Ortiz. “Es como nuggets de pollo de figuras de dinosaurio. La gente se muere por sus nuggets de pollo de dinosaurio.”

Y probablemente, Tyson olvidará. Adam Pulver, un abogado de Public Citizen Litigation Group que representó a los demandantes en el Tribunal del Octavo Circuito y se ha enfrentado a menudo a Tyson en juicios, señaló que Tyson tiene algunos de los abogados más caros en el negocio. “Tienen el dinero para presentar apelación tras apelación tras apelación. Eventualmente, el público se olvida y los demandantes llegan a un acuerdo y Tyson continúa.”

Después de que se presentó la demanda, Tyson apeló ante el tribunal federal argumentando que estaban actuando bajo las órdenes del gobierno federal. Pero el Tribunal del Octavo Circuito no estuvo de acuerdo y señaló que Tyson pudo cerrar las plantas, lo que demuestra que era independiente del gobierno federal y no una infraestructura crucial. El fallo señala que “Tyson no pudo demostrar que estaba realizando una tarea gubernamental básica u operando de conformidad con una directiva federal en marzo y abril del 2020.”  En conclusión, los nuggets de pollo no son un servicio esencial.

En respuesta a mis preguntas, Mickelson envió una declaración genérica que decía: “Nos entristece la pérdida de cualquiera de los miembros de nuestro equipo a causa del COVID-19 y estamos comprometidos a proteger la salud y la seguridad de nuestra gente. Hemos implementado una serie de medidas de protección en nuestras instalaciones y en 2021 exigimos que todos los miembros de nuestro equipo de EE. UU. se vacunaran. Estamos revisando la decisión de la corte, y aunque estamos decepcionados, consideraremos los próximos pasos en el proceso legal.”

Pero Pulver y Murguía-Ortiz me dicen que las cosas han empeorado ahora que los trabajadores están vacunados. Los trabajadores vacunados aún pueden contraer y están contrayendo COVID, pero ahora hay menos protecciones.

El fallo del Octavo Circuito devuelve la demanda a la corte estatal. Pero Pulver anticipa más retrasos y más apelaciones. No importa si tienen éxito o no. “Tyson ha contratado probablemente, si no el más, a uno de los abogados más caros del país para manejar estos casos, mostrando cuál es su interés real,” me dijo Pulver. “Obviamente, lo que le están pagando podría ser dinero para ayudar a las familias y comunidades que fueron destruidas por el COVID y la falta de tomar las medidas adecuadas en los primeros días.”

Y cada táctica legal costosa alarga el tiempo, quita dinero a los demandantes, que son familias en duelo, y espera que, con el paso del tiempo, nos olvidemos. Y ya tenemos. Pulver me contó que fue a una boda donde le dijo a un invitado en qué caso estaba trabajando. “¿Por qué no fue eso una noticia nacional?” se preguntó la persona.

Pero Murguía-Ortiz se niega a olvidar.

Murguía-Ortiz se postula para la Cámara de Representantes del estado de Iowa y me dijo que no cree que pueda cambiar mucho, no en un estado dirigido por republicanos. Es joven, pero es realista. Lo que puede hacer es recordarle a la gente el poder que tienen. “Esta falta de poder que estaba siendo comunicada por las noticias y las historias de los medios y que creo que reforzó muchas de las creencias de los trabajadores de que no tienen poder,” explicó Murguía-Ortiz. “Pero la realidad es que los trabajadores sí tienen poder. En 2020, la gente se quedó en casa para que la empresa no pudiera abrir”. Y señala las huelgas en todo Estados Unidos que ocurrieron durante el verano del 2021.

“Hay poder en la comunidad,” dijo. “Tenemos una voz.”

(Lyz Lenz es una periodista con sede en Iowa. Sus reportes y escritos han sido publicados en el Huffington Post, The Washington Post, Columbia Journalism Review, The New York Times, Pacific Standard y otros. Su libro “God Land” se publicó en 2019, a través de Indiana University Press. Su segundo libro, “Belabored,” fue publicado en el2020 por Bold Type Books. Lenz tiene un popular boletín informativo por correo electrónico, “Men Yell at Me,” al que los lectores pueden suscribirse a través de Substack).


Translation

“They died for your chicken nuggets”: The human cost of our food supply

At the entrance to the Storm Lake Tyson building where essential worker deaths also occurred, there is a banner that translated into Spanish reads: Thank you to our essential worker community. We are all in this together! Photo courtesy Storm Lake Times

Liz Lenz
Periodista Independiente

On December 30, 2021, the Eighth Circuit Court ruled that Tyson was not acting within federal guidelines when it reopened its food processing plants in April 2020.

The ruling is part of a wrongful death lawsuit against Tyson by the families of employees at the Tyson plant in Waterloo, Iowa, who were wrongfully killed in the spring of 2020.

There are currently many complaints against Tyson Foods. Hy-Vee recently filed a lawsuit alleging that Tyson has illegally price-fixed, which is one of many price-fixing complaints against the company. In 2021, the Food Chain Workers Alliance filed a civil rights administrative complaint against Tyson, alleging that Tyson discriminated against racial minorities through its COVID workplace policies. And in December 2020, seven Tyson executives were fired for participating in a betting ring on which workers would get COVID first.

For all this, it must be remembered that on March 13, 2020, then-President Donald Trump declared that COVID-19 was a national emergency. As Americans panicked, bought toilet paper, and were stressed by shortages of cleaning supplies, both the president and then-Vice President Mike Pence assured the public that grocery store shelves would remain stocked.

And while most people across the United States were working from home or entering the unemployment lines, employees at meat and food processing plants continued to work. Work in the food processing industry is hard enough. Workers stand side by side, rapidly slicing meat in sub-zero temperatures, their hands wet with blood and meat, trying to keep up with the grueling speeds of the lines. Kristy Nabhan-Warren in her book Meat Packing America, describes his visit and observation of work at Tyson's Columbus Junction plant, noting: “Everything around us was sawing, cutting, skinning and gutting. The same light and the same sound. The whole process had to move quickly so bacteria had no chance to get into the meat.” Nabhan-Warren says she was told by a Tyson executive that the plant processes 10,000 hogs a day.

“And it wasn't even the basic things like hamburger meat that people were missing out on in grocery stores, it was the dinosaur-shaped chicken nuggets. People are dying for their dinosaur chicken nuggets." — Alejandro Murguia-Ortiz

In March 2020, not even hospitals had enough personal protective equipment. Americans were told not to buy masks. Workers at meatpacking plants had no protection against attack from the new virus.

In March and April 2020, the Tyson plant in Waterloo was the site of a major outbreak of COVID-19. And it wasn't just because the company wasn't prepared for the virus. Tyson fought to prevent the release of information about test data to the local health department, was accused of lying to interpreters about the threat of the disease and allegedly offered incentives for sick workers to stay on the job. And in April 2020, the Trump Administration approved line speed waivers that allowed Tyson to speed up production. The result was the loss of human lives.

A study published in December 2020 linked 8 percent of COVID deaths in the United States to meatpacking plants.

Tyson did not answer my specific questions about worker safety during the Omicron surge or the allegations in this article. But Tyson spokesman Gary Mickelson has previously denied that Tyson was the site of the outbreaks, saying tests come back more positive, which was a popular excuse in 2020, used by governors, politicians and executives who wanted play down the spread of the disease.

Alejandro Murguía-Ortiz cannot forget. His parents are meatpacking plant workers in Sioux City. His father, Martin, used to work at Tyson, but he has since suffered a long-term disability. And his mother, Michela, worked at Smithfield. In 2020, Smithfield faced multiple OSHA violations and settled with the US government and changed health procedures. Murguía-Ortiz told me in an interview that he remembers the frustration and fear of those early days. Many food processing plant workers are immigrants, and Iowa's English-only laws made it difficult to communicate the severity of the illness. Because members of his family contracted COVID, Murguía-Ortiz had to take time off from his job and help care for his family.

According to the Food Environment and Reporting Network (FERN), Tyson plants were the site of the largest COVID outbreaks in the food supply chain. And those are just the cases that were reported. FERN stopped tracking cases on September 8, 2021, well before Omicron's surge. But in the spring of 2020, a third of the workers at the Tyson plant in Waterloo tested positive for COVID. Those numbers, according to the Atlantic, were 50 percent more than in New York City, which was considered the epicenter of the disease.

Image via FERN, which stopped tracking data on September 8, 2021.

It was a difficult moment, which changed the way Murguía-Ortiz sees the power and role of the government in her community. He was frustrated with stories of pigs being slaughtered due to plant closures, which seemed to erase stories of worker deaths.

“And it wasn't even the burgers or the basic things that people were missing out on in grocery stores,” Murguía-Ortiz told me. “It's like chicken nuggets from dinosaur figures. People are dying for their dinosaur chicken nuggets."

And Tyson will probably forget. Adam Pulver, an attorney with the Public Citizen Litigation Group who represented the plaintiffs in the Eighth Circuit Court and has often faced Tyson in trials, noted that Tyson has some of the most expensive lawyers in the business. “They have the money to file appeal after appeal after appeal. Eventually, the public forgets and the plaintiffs settle and Tyson moves on."

After the lawsuit was filed, Tyson appealed to federal court arguing that they were acting under orders from the federal government. But the Eighth Circuit Court disagreed, noting that Tyson was able to close the plants, showing it was independent of the federal government and not critical infrastructure. The ruling notes that “Tyson failed to show that he was performing a basic government task or operating in accordance with a federal directive in March and April 2020.” In conclusion, chicken nuggets are not an essential service.

In response to my questions, Mickelson sent out a generic statement that read: “We are saddened by the loss of any of our team members to COVID-19 and are committed to protecting the health and safety of our people. We have implemented a number of protective measures at our facilities and in 2021 we are requiring all members of our US team to be vaccinated. We are reviewing the court's decision, and although we are disappointed, we will consider the next steps in the legal process."

But Pulver and Murguía-Ortiz tell me that things have gotten worse now that the workers are vaccinated. Vaccinated workers can still get and are getting COVID, but there are fewer protections now.

The Eighth Circuit's ruling returns the lawsuit to state court. But Pulver anticipates more delays and more appeals. It doesn't matter if they are successful or not. “Tyson has hired probably, if not the most, one of the most expensive attorneys in the country to handle these cases, showing what his real interest is,” Pulver told me. “Obviously what they are paying you could be money to help families and communities that were destroyed by COVID and the failure to take proper action in the early days.”

And every costly legal tactic drags out time, takes money from plaintiffs, who are grieving families, and hopes that, as time goes on, we will forget. And we already have. Pulver told me that he went to a wedding where he told a guest what case he was working on. "Why wasn't that national news?" the person wondered.

But Murguía-Ortiz refuses to forget.

Murguía-Ortiz is running for the Iowa House of Representatives and told me he doesn't think he can change much, not in a state run by Republicans. He is young, but he is realistic. What he can do is remind people of the power they have. “This lack of power that was being communicated by the news and media stories and that I think reinforced a lot of the beliefs of the workers that they don't have power,” explained Murguía-Ortiz. “But the reality is that workers do have power. In 2020, people stayed home so the company couldn't open." And he points to strikes across the United States that occurred during the summer of 2021.

“There is power in the community,” he said. "We have a voice."

(Lyz Lenz is a journalist based in Iowa. Her reporting and writing has been published in the Huffington Post, The Washington Post, Columbia Journalism Review, The New York Times, Pacific Standard and others. Her book “God Land” was published in 2019, via Indiana University Press. His second book, “Belabored,” was published in 2020 by Bold Type Books. Lenz has a popular email newsletter, “Men Yell at Me,” that readers can subscribe to. via Substack).